Chapter 6:

El Orden Global de Melquisedec

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En capítulos anteriores vimos cómo Yeshúa reemplazó el corrupto orden rabínico con un renovado orden de Melquisedec. También vimos cómo el Espíritu Apartado envió a Shaul (Pablo) y Barnábas (Bernabé) a predicar a Yeshúa a los gentiles Efraimitas que estaban regresando a la fe Israelita. En Hechos 15 se dictaminó que, una vez que los Efraimitas gentiles aceptaran abstenerse de las cuatro abominaciones básicas, podían asistir a las sinagogas Judías de su ciudad, donde podían escuchar la predicación de la Torá de Moshé (Moisés) todos los Shabat. Esto implica que asistir al servicio de la sinagoga debería ser una parte regular de su andar (tal como fue la costumbre de Yeshúa durante Su vida).

Ma’asei (Hechos) 15: 19-21
19 “Por lo tanto, juzgo que no molestemos a los gentiles que están retornando a Elohim [diciéndoles que mantengan el proceso de conversión rabínico de los gentiles],
20 sino que les escribamos que se abstengan de las cosas contaminadas por los ídolos, de la inmoralidad sexual, de lo estrangulado y de la sangre.
21 Porque Moshé ha tenido desde tiempos antiguos quien lo predique en cada ciudad, siendo leído en las sinagogas todos los Shabat”.

Después de que los Nazarenos fueron expulsados de las sinagogas a través de la imposición de las Birkhat HaMinim, tuvieron que formar sus propias congregaciones. Lo que necesitamos ver en este capítulo es cómo se supone que debemos formar estas congregaciones, y como deben liderarse estas en el orden Melquisedeciano.

En Efesios 4, el mismo Yeshúa nos dio cinco dones ministeriales. Efesios 4 nos permite saber que Yeshúa espera que usemos estos dones ministeriales para unificar y edificar nuestro cuerpo, y que seamos más como Él

Efesim (Efesios) 4: 11-16
11 Y Él [Yeshúa] mismo constituyo a algunos apóstoles, algunos profetas, algunos evangelistas, y algunos pastores y maestros,
12 para el perfeccionamiento de los apartados para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo del Mesías,
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Elohim, a un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud del Mesías;
14 para que ya no seamos niños, arrojados de un lado a otro y llevados por cada viento de doctrina, por hombres fraudulentos, en astutas trampas engañosas,
15 sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, el Mesías,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor

El versículo 13 dice que debemos organizarnos de acuerdo con estos dones hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe en el amor, y hasta que todos seamos hombres perfectos/maduros (es decir, como Yeshúa). Dado que actualmente nuestro cuerpo no está unido, y como nosotros mismos estamos lejos de ser perfectos (como individuos y como un cuerpo), sabemos que todavía necesitamos refinarnos a través de estos cinco dones ministeriales.

Cuando hablamos de estos cinco dones ministeriales como un medio de refinamiento, debemos tener en cuenta que también hay una manera específica de trabajar juntos. Efesios 2 nos dice que el templo viviente está construido sobre lo que se llama “el fundamento de los apóstoles y profetas”.

Efesim (Efesios) 2: 19-22
19 Así que verdaderamente ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Elohim,
20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo el mismo Yeshúa el Mesías la piedra angular,
21 en el que todo el edificio, bien unido, se convierte en un Templo Apartado en Yahweh,
22 en el cual ustedes también están siendo juntamente edificados para morada de Elohim en el Espíritu.

Esto significa que los apóstoles y los profetas juegan un papel fundamental y especial, ya que ellos establecen la doctrina. Ya vimos un ejemplo de esto en Hechos 15, donde “el fundamento de apóstoles y profetas” se reunió para decidir una cuestión teológica difícil, conocido como “el concilio de apóstoles y ancianos”.

Ma’asei (Hechos) 15: 6
6 Y los apóstoles y los ancianos se reunieron para considerar este asunto.

La razón para reunirse en un consejo, en Hechos 15, fue para resolver una cuestión teológica difícil, para que el cuerpo de Yeshúa no se dividiera. Como vimos en el estudio Israel Nazareno, un conjunto de creencias se clasifica como una nación en las Escrituras. Si hubiera habido más de un conjunto oficial de creencias, entonces habría habido dos naciones en Israel y estas se habrían separado. Esto es similar a los Judíos Mesiánicos rabínicos de hoy, los cuales no se mezclan con los Nazarenos (los dos grupos están separados).

Mattityahu (Mateo) 12:25
25 Y conociendo Yeshúa sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no se mantendrá”.

Pero si debemos tener una sola doctrina para unirnos, esta doctrina también debe ser la doctrina de Elohim, o no podremos caminar en unidad con Él.

Amos 3: 3
3 “¿Pueden caminar dos juntos si no se ponen de acuerdo?”

Entonces, si debe haber una sola doctrina, y si esta debe ser la doctrina de Elohim, entonces el concilio que establece esa doctrina debe estar formado por aquellos que escuchan en el Espíritu y pueden articular lo que escuchan. Como mostramos en el estudio El Gobierno de la Torá, estos son los apóstoles y los profetas, porque los apóstoles y profetas son las dos clases de dones que (por definición) escuchan en el Espíritu. No es que los otros dones no puedan oír en el Espíritu, pero, por definición, los apóstoles y profetas sí pueden.

Ahora, debemos entender cómo los dones ministeriales (de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) se relacionan con los cargos del servicio (apóstoles/sacerdocio, ancianos, diáconos y discípulos/asamblea). Si bien, cualquiera de nosotros puede tener cualquiera de los dones (o todos), nuestra posición en el servicio del cuerpo se determina al encontrar el lugar donde mejor podamos servir. Por lo tanto, un hombre con un don apostólico podría ser llamado al sacerdocio (donde podría servir como un apóstol), mientras que otro hombre (con el mismo don) podría servir como un anciano en la congregación. El don apostólico indica que puede desempeñar un papel principal. Pero él aún necesita ser responsable ante la fundación apostólica (como Shaul, que tuvo que informar a Yaakov en Hechos 21), pero puede operar sin supervisión por algunos períodos de tiempo.

(Para obtener más información sobre el don de profecía y el oír en el Espíritu, consulta el artículo “Acerca de hablar en lenguas”, en Estudios Escriturales Nazarenos, Volumen Uno).

En Efesios 2:20 se nos dice que Yeshúa el Mesías es la piedra angular principal de este fundamento doctrinal. Quizás podamos visualizarlo de esta manera.

En esta imagen, los verdaderos apóstoles y profetas de Yeshúa están en conexión espiritual con Yeshúa. Esto significa que deben tener una relación profunda y permanente con Yeshúa en el Espíritu (por ejemplo, Juan 15).

Yojanán (Juan) 15: 5
5 “Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en Mí, y Yo en él, lleva mucho fruto; porque sin Mí nada pueden hacer”.

Juntos forman un fundamento teológico sobre el cual se puede construir una casa de adoración espiritual. Es por eso que los otros ministros (evangelistas, pastores y maestros) deben construir sobre sus cimientos, y no poner ningún otro fundamento.

Qorintim Alef (1 Corintios) 3: 10-15
10 Según el favor de Elohim que me fue dado, yo, como un sabio arquitecto, he sentado las bases, y otro sobreedifica. Pero cada uno mire como sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el puesto, que es el Mesías Yeshúa.
12 Ahora, si alguien construye sobre esta base con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno o paja,
13 el trabajo de cada uno se hará notorio; porque el día lo declarará, porque será revelado por fuego; y el fuego probará el trabajo de cada uno, sea cual sea.
14 Si el trabajo de alguno que sobreedifico permanece, recibirá una recompensa.
15 Y si se quema la obra de alguien, sufrirá pérdida; pero él mismo será salvo, si bien, como por fuego.

Con el fundamento teológico en su lugar, Shaul y los otros apóstoles podrían centrarse en la construcción de asambleas. Es por eso que, mientras Shaul realizaba sus viajes ministeriales, no solo se reunía con los hermanos, sino que también buscaba ancianos espirituales que pudieran dirigir las asambleas en su ausencia.

Tito 1: 5 nos muestra que el trabajo del sacerdocio es calificar y nombrar a los ancianos

Tito 1: 5
5 Por esta razón te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas deficientes y designes ancianos en cada ciudad, como te lo ordené.

Veremos las reglas para establecer a los ancianos más adelante, pero debemos saber que no es necesario que los ancianos tengan dones apostólicos o proféticos. Es bueno que los tengan, pero como la mayoría de las personas necesitan evangelismo, pastoreo y enseñanza, sus necesidades pueden ser satisfechas si una asamblea tiene tres ancianos, uno de los cuales sea un pastor, otro un evangelista y otro un maestro.

Hay al menos seis niveles de autoridad y organización en Tito 1: 5. Ya hemos visto que Shaul dio un informe a la fundación de los apóstoles y ancianos (en Hechos 15 y Hechos 21). A su vez, Shaul proporcionó cobertura para Timoteo, el cual nombró ancianos en cada ciudad. Los ancianos brindan cobertura a los diáconos (siervos congregacionales), y los diáconos proveen cobertura para las personas. Esto crea un reino global para Yeshúa.

En el próximo capítulo hablaremos sobre la calificación de los ancianos y diáconos.

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