En el último capítulo vimos cómo los Efraimitas cayeron en idolatría y llamaron a Yahweh Bel/Baal (Señor). También vimos cómo Yahweh dijo que los sembraría como semilla en la tierra por su desobediencia. Este sería el primer paso para cumplir las promesas dadas a Abraham y Yaakov (Jacob), de modo que cada familia, cada nación y cada clan sean bendecidos con su genética y así se conviertan en herederos de la promesa de la salvación.
En el siglo VIII a.C., Yahweh envió a los reyes de Asiria para hacer varias incursiones militares en la tierra de Israel. Alrededor del 722 a.C., cayó la capital Efraimita de Samaria. Los Efraimitas fueron sacados de la tierra de Israel y fueron reubicados en las tierras que ahora conforman Siria e Irak. Este fue el resultado natural de apartarse de Su pacto, de no creer en Yahweh, y adorar a los ídolos.
Melajim Bet (2 Reyes) 17: 6-16
6 En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria [la capital de Efraim] y se llevó a Israel a Asiria, y los puso en Halah, junto al Habor, el río de Gozán y en las ciudades de los Medos.
7 Porque así sucedió que los hijos de Israel pecaron contra Yahweh su Elohim, que los había sacado de la tierra de Egipto, de mano de Faraón rey de Egipto; y habían temido a otros dioses,
8 Y anduvieron en los estatutos de las naciones que Yahweh había echado de delante de los hijos de Israel, y de los reyes de Israel que habían hecho.
9 También los hijos de Israel secretamente hicieron contra Yahweh su Elohim cosas que no eran rectas, y edificaron para sí lugares altos en todas sus ciudades, desde la atalaya hasta la ciudad fortificada.
10 Se levantaron pilares sagrados e imágenes de madera en cada alto monte, y debajo de cada árbol verde.
11 Allí quemaron incienso en todos los lugares altos, Tal cual las naciones que Yahweh había expulsado delante de ellos; e hicieron cosas malas para provocar a ira a Yahweh,
12 porque sirvieron a ídolos, de los cuales Yahweh les había dicho: “No hagan esto”.
13 Pero Yahweh testificó contra Israel y contra Judah, por todos sus profetas, y todo vidente, y dijo: “Apartense de sus perversos caminos y guarden Mis mandamientos y Mis estatutos, conforme a toda la Torah que ordené a sus padres, y que he enviado por Mis siervos los profetas“.
14 Sin embargo, no quisieron escuchar, sino que endurecieron sus cuellos, como el cuello de sus padres, que no creyeron en Yahweh su Elohim [es decir, no lo obedecieron].
15 Y desecharon sus estatutos y el pacto que había hecho con sus padres, y sus testimonios que había testificado a ellos; y siguieron ídolos, se hicieron idólatras, y siguieron a las naciones que estaban a su alrededor, acerca de las cuales Yahweh les había encargado que no hicieran lo mismo que ellos.
16 Entonces dejaron todos los mandamientos de Yahweh su Elohim, hicieron para sí mismos una imagen moldeada y dos becerros, hicieron una imagen de madera y adoraron a todo el ejército del cielo, y sirvieron al Señor [Bel/Baal].
Para mantener las cosas más claras, necesitamos diferenciar entre los términos dispersión y exilio. En resumen, el término dispersión se aplica al reino del norte de Efraim, mientras que el término exilio se refiere al reino del sur de Judah. Cuando las diez tribus fueron llevadas a Asiria, esto se llamó “la dispersión de Asiria”, también llamada “la diáspora” (la siembra). A veces se le llama “el exilio Asirio”, pero el término exilio técnicamente se aplica a los dos exilios Judíos.
- La diáspora de Asiria (Efraim, 722 a.C)
- El exilio de Babilonia (Judah, 576 a.C)
- El exilio Romano (Judah, 70 d.C)
Cuando los Asirios conquistaban un nuevo territorio, no querían tener ningún problema con insurgencias, por lo que eliminaban a cualquiera que tuviera motivos para restaurar el antiguo reino. Su política era sacar de su país a todas las personas, menos a las más pobres, y repoblarla con otros grupos étnicos de los territorios circundantes. La idea era, no solo cortar los lazos del pueblo con la tierra, sino también destruir las identidades étnicas y religiosas previas de todos a través de matrimonios mixtos.
Melajim Bet (2 Reyes) 17:24
24 Entonces el rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cutha, Ava, Hamat y Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel; y tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades.
La capital del reino del norte de Efraim estaba en las montañas de Samaria, y cuando los Asirios terminaron de llevarse a la mayoría de los Israelitas y trajeron a gente de otras naciones, el resultado fue una nueva raza mixta llamada Samaritanos.
Yahweh odia la adoración de ídolos, y la religión idólatra de los Samaritanos desagradó tanto a Yahweh que envió leones para atacarlos. Al darse cuenta de que “el Elohim de la tierra” no estaba feliz, el Rey de Asiria mandó a uno de los sacerdotes Efraimitas a Samaria a enseñar a la gente a guardar los “rituales” de la tierra, sin darse cuenta de que el reino del norte había estado practicando una falsa adoración desde Jeroboam.
Melajim Bet (2 Reyes) 17: 25-29
25 Y sucedió que al comienzo de su morada allí, no temieron a Yahweh; por lo tanto, Yahweh envió leones entre ellos, que mataron a algunos de ellos.
26 Entonces hablaron al rey de Asiria, diciendo: Las naciones que has quitado y puesto en las ciudades de Samaria no conocen los rituales del Elohim de la tierra, por eso ha enviado leones entre ellos, y, de hecho, ellos los están matando porque no conocen los rituales de Elohim de la tierra”.
27 Entonces el rey de Asiria mandó, diciendo: Envía allí a uno de los sacerdotes que trajiste de allí, y vaya y more allí, y que él les enseñe los rituales del Elohim de la tierra.
28 Entonces uno de los sacerdotes que habían llevado de Samaria, vino y habitó en Bet-el, y les enseñó cómo debían temer a Yahweh.
29 Sin embargo, todas las naciones continuaron haciendo sus propios elohim, y los pusieron en los santuarios en los lugares altos que los samaritanos habían hecho, cada nación en las ciudades donde habitaban.
Aunque este sacerdote sin nombre pudo enseñar a los samaritanos a temer a Yahweh, el versículo 29 nos dice que cada nación (es decir, cada grupo religioso) continuó haciendo ídolos propios, y los pusieron en los santuarios en los lugares altos. Así que, al igual que los cristianos lo harían muchos años después, temían a Yahweh, pero todavía servían a los poderosos (Elohim/ídolos).
Melajim Bet (2 Reyes) 17: 33-34
33 Ellos [los Samaritanos] temían a Yahweh; pero estaban sirviendo a sus propios elohim, de acuerdo con las reglas de las naciones a las que habían sido exiliados.
34 Hasta el día de hoy están haciendo según sus antiguas costumbres: [verdaderamente] no temen a Yahweh, ni [realmente] siguen Sus leyes ni Sus ordenanzas, que Yahweh había ordenado a los hijos de Yaakov, cuyo nombre Él hizo Israel.
Dado que los Samaritanos conservaron una versión corrupta de la Torah, los Judíos los evitaron, y hubo enemistades, sospechas y hostilidades entre los Judíos y los Samaritanos. Mientras tanto, los Efraimitas que se habían dispersado en Asiria fueron alentados a asimilarse y adoptar las costumbres religiosas de las tierras en las que fueron sembrados. Se asimilaron tan bien que olvidaron todo acerca de Yahweh y Su Torah. Esto tuvo lugar para cumplir con Oseas 8: 8.
Hoshea (Oseas) 8: 8
8 “Israel será devorado; Ahora están entre los gentiles como un recipiente en el que no hay placer”.
Nuestros hermanos Judíos vieron esto desde lejos, y grabaron sus impresiones en un documento histórico importante llamado el Talmud. Aunque el Talmud no es Escritura, registra los pensamientos y reflexiones más íntimos de las autoridades religiosas Judías más respetadas de aquellos tiempos. Es por eso que es tan significativo que en el “Talmud Tractate Yebamot 17A” los Judíos registren que los dispersos Efraimitas comenzaron a engendrar “hijos extranjeros”. Los llamaron “extranjeros” porque ya no guardaban la Torah o hablaban Hebreo, se habían vuelto “perfectos paganos”.
Cuando mencioné el asunto en presencia de Samuel, él me dijo que ellos [los Efraimitas] no se movieron de allí hasta que [los sabios Judíos] los declararon [a los Efraimitas] como paganos perfectos; como se dice en las Escrituras, Ellos han traicionado traicioneramente al Señor, porque han engendrado hijos extraños.
[Talmud Tractate Yebamot 17A, Soncino]
Ahora, para hacer las cosas aún más interesantes, hay dos palabras diferentes para decir gentil en Hebreo. Uno es “goy”, que se refiere a alguien que no tiene ninguna relación sanguínea con la nación de Israel. El otro es “ger”, que se refiere a alguien que ha tenido una relación sanguínea con Israel en el pasado, pero que ahora no es parte de la nación. Como se apliquen exactamente estas palabras depende de quién las está usando y que sentido quiere darles. Como Kefa (Pedro) sabía que los Efraimitas habían sido dispersados a los cuatro vientos para cumplir las promesas dadas a Abraham y Yaakov, escribe su epístola a los extranjeros en la dispersión (Asiria) (es decir, a los Efraimitas).
Kefa Alef (1 Pedro) 1: 1
1 Kefa, apóstol de Yeshúa el Mesías, a los extranjeros en la dispersión [Asiria] en el Ponto,
Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia ….
Kefa sabía que los Efraimitas eran extranjeros (gerim, plural de ger) porque las profecías en Oseas y en otros lugares decían que algún día regresarían. Los Judíos que escribieron el Talmud seguramente también lo sabían, o no habrían estado siguiendo las migraciones de los Efraimitas. Sin embargo, en lugar de llamar a los Efraimitas gerim (extraños), los sabios llamaron a los Efraimitas “paganos perfectos”, lo que significa que eran indistinguibles de los goyim (plural de goy).
En el “Talmud Tractate Yebamot 17A”, los judíos dictaminaron que los Efraimitas debían ser considerados como goyim (sin relación con Israel) desde ese momento en adelante. Esta es una de las razones por las que tantos de nuestros hermanos Judíos tienen dificultades para entender el “Misterio de las Dos Casas”: la etnicidad es fundamental para su conjunto de creencias. Creen que hay Judíos y que hay goyim. Creen que las doce tribus deben asimilarse a la tribu de Judah, y no entienden, ni aprecian, el papel que el resto de las tribus tienen que jugar, ya que resta valor a lo que ven como su papel preeminente.
Incluso aquellos judíos que sí entendieron que las diez tribus perdidas tenían que ser dispersadas, y que serían reagrupadas otra vez, no tenían idea de cómo podrían ser reagrupadas, las diez tribus perdidas, en la nación, porque sus linajes estaban desapareciendo rápidamente con la mezcla. La definición de un Mesías es la de un líder divino, que es ungido y que trae de vuelta a los perdidos y dispersos de Israel a la tierra de Israel y al pacto eterno. Pero, ¿cómo hará esto? Es lo que los Judíos deben haberse preguntado. ¿Cómo podría alguien traer a los Efraimitas de regreso, si ellos ya se habían asimilado completamente en medio de las naciones gentiles, y ya no había forma de identificar sus genealogías?