En el último capítulo vimos cómo las diez tribus perdidas de Israel fueron enviadas a la dispersión por su desobediencia. ¿Pero, por cuánto tiempo estarían fuera? ¿Cuándo iban a regresar? Varias de las profecías nos dan respuestas a estas preguntas, y mucho más.
Le dijeron a Ezequiel que se acostara sobre su lado izquierdo durante 390 días. Cada día era un símbolo de un año en el que Efraim debía permanecer en la dispersión fuera de la tierra de Israel.
Yehezqel (Ezequiel) 4: 4-5
4 “Acuéstate también a tu lado izquierdo, y pon la iniquidad de la casa de Israel sobre él. Según el número de días que estés acostado sobre él, llevarás su iniquidad.
5 porque he puesto sobre ti los años de su maldad, según el número de días: trescientos noventa días; así llevarás la iniquidad de la casa de Israel [Casa de Efraim]”.
Si las tribus perdidas se arrepentían después de los 390 años, volverían a casa; pero en el libro Levítico se nos dice que, aquellos que no se arrepienten al final de su tiempo de castigo, multiplicarían su tiempo de castigo por siete veces.
Vayiqra (Levítico) 26: 14-18
14 “Pero si no me obedecen, y no observan todos estos mandamientos,
15 y si desprecian Mis estatutos, o si su alma aborrece Mis juicios, para no cumplir todos Mis mandamientos, sino que rompen Mi pacto,
16 Yo también les haré esto; pondré sobre ustedes el terror, la enfermedad y fiebre que consumirá sus ojos, y causaré tormento a sus almas, sembrarán su semilla en vano, porque sus enemigos la comerán.
17 Pondré Mi rostro contra ustedes, y serán derrotados por sus enemigos. Los que los odian reinarán sobre ustedes, y huirán cuando nadie los persiga.
18 “Y después de todo esto, si [todavía] no me obedecen, entonces los castigaré siete veces más por sus pecados”.
Los Asirios no sacaron a los Efraimitas de la tierra de Israel de una sola vez. Por el contrario, comenzaron a invadir alrededor del año 734 a.C., y posteriormente las campañas continuaron durante muchos años. Si usamos 734 como punto de partida y agregamos 390 años a eso, llegamos al 344 a.C. Claramente, Efraim no se arrepintió entonces, por lo que Yahweh multiplicó su castigo siete veces más, haciendo un total de 2.730 años.
Si el castigo de Efraim comenzó en el 734 a.C., entonces 2.730 años más tarde nos lleva al año 1996 d.C. Si este cálculo es correcto, entonces la nación Efraimita comenzaría a restaurarse a partir de ese momento; Y eso es exactamente lo que pasó. Aun cuando el movimiento Efraimita había comenzado algunas décadas antes, comenzó a florecer y crecer aún más rápido alrededor del año 1996, cuando Yahweh comenzó a quitar el castigo de Efraim.
La Escritura nos da varios testigos principales sobre la restauración de la casa de Efraim. Uno de estos testigos está en el libro de Oseas. Oseas fue un profeta del reino del norte de Efraim. Él estaba hablando acerca de los Efraimitas cuando profetizó:
Hoshea (Oseas) 6: 2
2 “Después de dos días Él nos revivirá;
En el tercer día Él nos levantará,
para que vivamos en Su presencia”.
El apóstol Kefa (Pedro) nos dice que no olvidemos que un día profético para Yahweh equivale a mil años terrestres.
Kefa Bet (2 Pedro) 3: 8
8 Pero, amado, no te olvides de una cosa, que con Yahweh, un día es como mil años, y mil años como un día.
Si un día profético es como mil años, entonces los dos días proféticos de Oseas 6: 2 representan dos mil años terrestres. Por lo tanto, lo que dice Oseas es que después de dos mil años, los Efraimitas serán resucitados, para que puedan volver a vivir en el favor de Yahweh (Su presencia).
La frase “el tercer día” nos da una remez (sugerencia) de que esta profecía se relaciona con Yeshúa, ya que Él fue resucitado el tercer día.
Marqaus (Marcos) 9:31
31 “Y después de que sea muerto, resucitará el tercer día”.
Eruditos modernos nos dice que el Mesías nació alrededor del 4 a.C. Si añadimos dos mil años al 4 a.C., llegamos a aproximadamente el año 1996 a.C., que es el mismo año en el que Ezequiel 4 dice que se acabó el castigo de Efraim (arriba). Esto significa que ahora estamos en el tercer día profético, y es por eso que comenzamos a ver en todo el mundo la restauración de la casa de Israel.
Debido a que Abraham obedeció la voz de Yahweh, y estuvo dispuesto a sacrificar a su único hijo, Yahweh dijo que todas las familias de la tierra serían bendecidas en su simiente. Es importante que veamos que, este pasaje en particular, solo se refiere a la descendencia física de Abraham.
Bereshit (Génesis) 17: 4-8
4 “En cuanto a Mí, he aquí, Mi pacto está contigo, y serás padre de muchas naciones.
5 Ya no se llamará tu nombre Abram, sino que tu nombre será Abraham; porque te he hecho padre de muchas naciones.
6 Te haré sumamente fructífero; y haré de ti naciones, y reyes saldrán de ti.
7 Y estableceré Mi pacto entre Mí y ti y tu descendencia después de ti por sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Elohim después de ti y de tu descendencia después de ti.
8 También te daré a ti y a tu descendencia después de ti la tierra en que fuiste extranjero, toda la tierra de Canaán, como posesión perpetua; y seré su Elohim”.
Los hijos de Abraham se volverían tan numerosos como las estrellas de los cielos, y como la arena que está a la orilla del mar, que no se puede numerar ni contar, porque Abraham obedeció la voz de Yahweh.
Bereshit (Génesis) 22: 15-18
15 Entonces el mensajero de Yahweh llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo,
16 y dijo: “Por Mí mismo he jurado, dice Yahweh, Como has hecho esto, y no has retenido a tu hijo, tu único hijo,
17 Con bendición te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tus descendientes poseerán la puerta de sus enemigos.
18 Y En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a Mi voz”.
Las bendiciones anteriores hablan de multiplicidad física, pero también de una bendición espiritual de salvación, de modo que la relación divina que se perdió en el Jardín del Edén pueda ser restaurada. Yeshúa nos dice que la salvación es de los Judíos (Juan 4:22), pero las raíces de esta promesa se dan en Génesis 17, donde Elohim dijo que el pacto de redención y salvación en Yeshúa no vendría a través de Ismael, sino a través de Yitzhak (Isaac).
Bereshit (Génesis) 17: 19-21
19 Entonces Elohim dijo: “No, Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Yitzhak: estableceré Mi pacto con él como pacto perpetuo, y con su descendencia después de él.
20 Y en cuanto a Ismael, te he oído. He aquí, lo bendije, y lo haré fructífero, y lo multiplicaré en gran manera. Él engendrará doce príncipes, y le haré una gran nación.
21 Pero Mi pacto lo estableceré con Yitzjak, a quien Sara te dará a luz en este tiempo el año que viene”.
Si miramos de cerca, en Génesis 28:14 (abajo) veremos que hubo dos bendiciones para Yaakov (Jacob)/Israel. Una sería genética, refiriéndose a los descendientes físicos de Israel, mientras que la otra se referiría a la simiente de Yaakov, es decir, Yeshúa; y la salvación espiritual que vendría a través de Él.
Bereshit (Génesis) 28: 10-15
10 Y Yaakov salió de Beerseba y fue a Harán.
11 Entonces llegó a cierto lugar y se quedó allí toda la noche, porque el sol se había puesto. Y tomó una de las piedras de ese lugar y se la puso a la cabeza, y se acostó en ese lugar para dormir.
12 Entonces él soñó, y he aquí, una escalera se instaló en la tierra, y su cima llegó al cielo; y allí los ángeles de Elohim ascendían y descendían por ella.
13 Y he aquí, Yahweh se paró sobre ella y dijo: “Yo soy Yahweh, el Elohim de Abraham tu padre y el Elohim de Yitzhak, la tierra en la estás, te la daré a ti y a tu descendencia.
14 También tu descendencia será como el polvo de la tierra; se extenderán al oeste y al este, al norte y al sur; y en ti [genéticamente] y en tu simiente [Yeshúa] serán bendecidas todas las familias de la tierra.
15 He aquí, Yo estoy contigo y te guardaré dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”.
Algunas personas tienen dificultades para creer que la genética de Abraham podría extenderse a todos los continentes del mundo y convertirse en parte de cada nación, cada tribu, cada clan y cada familia en el transcurso de cuatro mil años (más o menos). Pero ¿por qué deberíamos dudarlo? Los Israelitas siempre han sido personas amantes del comercio y les gusta mucho comerciar, y siempre han ido a donde haya dinero para ganar. Las rutas comerciales antiguas se dirigieron al sur, hacia África, y al este, hacia India y China, y la arqueología nos muestra que los antiguos Israelitas también viajaron a América. Entonces, si los Israelitas estaban en África, Asia, América y Europa, ¿por qué deberíamos sorprendernos de que la genética de Abraham se abriera paso en cada nación, cada clan y cada familia durante un largo período de cuatro mil años?
Si vertimos cloro en un extremo de una piscina, eventualmente se difundirá a través de toda la piscina. Ahora consideremos que la genética Israelita fue infundida en la piscina de los genes de la humanidad, dondequiera que hubiera rutas comerciales, por tierra y por mar, había un israelita. ¿Cuán difícil es impregnar el acervo genético del mundo, cuando lo relacionas con la genética Israelita en muchas rutas diferentes, durante milenios?
Hipotéticamente, incluso si un hombre en algún lugar de la tierra (por ejemplo, en la selva amazónica) no tuviera ninguna de las características genéticas de Abraham, aún podría injertarse en la nación de Israel por la fe. La genética no es un problema. De hecho, la idea de injertarse en la nación por la fe es anterior a Yeshúa. Por ejemplo, Rahab se unió a la nación de Israel, a pesar de que ella era una cananea (Josué 6), y Ruth, la Moabita, se convirtió en la bisabuela del rey David, ella se convirtió en israelita en el momento en que dio su lealtad a Yahweh.
Rut 1:16
16 Pero Rut dijo: “No me hagas abandonarte, ni apartarme de ti, porque dondequiera que fueres, iré, y dondequiera que vivas, viviré, tu pueblo será mi pueblo, y tu Elohim mi Elohim”.
Si bien Yahweh ha usado ciertos grupos genéticos de personas para cumplir Sus propósitos, en última instancia, las Escrituras no son un libro que trata sobre genética; las Escrituras son un libro sobre como mostrar nuestra lealtad y obediencia a Yahweh y sobre cómo convertirnos en la mejor Novia posible para Él. La genética solo nos muestra los medios históricos por los cuales Yahweh eligió cumplir Sus profecías.
Las diez tribus entraron en la dispersión, a pesar de sus genes. Con humildad y obediencia les habría ido mucho mejor. Aun así, ayuda a comprender la mecánica de lo que sucedió históricamente. El sueño de Yaakov, registrado en Génesis 28, nos ayuda a comprender que las profecías solo podrían cumplirse mediante la dispersión de las tribus. Leámoslo más detalladamente, ya que hay algunas cosas que los eruditos Judíos y Cristianos a menudo pasan por alto.
Bereshit (Génesis) 28: 10-15
10 Y Yaakov salió de Beersheva y fue hacia Harán.
11 Y llegó a cierto lugar y pasó allí la noche, porque el sol se había puesto. Y tomó de las piedras del lugar y las puso a su cabecera; y se acostó en ese lugar.
12 Y soñó; ¡y he aquí! Una escalera se instaló en la tierra, y su parte superior se extendía hacia el cielo. ¡Y he aquí, los ángeles de Elohim subían y bajaban!
13 ¡Y he aquí! Yahweh se paró sobre ella y dijo: “Yo soy Yahweh, el Elohim de tu padre Abraham, y el Elohim de Isaac. La tierra en la que estás, te la entrego a ti [genéticamente] y a tu simiente.
14 Y será tu simiente como el polvo de la tierra, y [los hijos de Israel] se extenderán al este, y al oeste, y al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán bendecidas en ti [genéticamente]; y [en] tu Semilla [Yeshúa].
15 Y ¡he aquí! Estaré contigo y te protegeré en todos los lugares a donde vayas, y te traeré de regreso a esta tierra. Porque no te desampararé hasta que haya hecho todo lo que te he dicho”.
En Gálatas 3:16, el apóstol Shaul (Pablo) nos dice que esta palabra “simiente/semilla” es singular, y se refiere a Yeshúa.
Galatim (Gálatas) 3:16
16 Ahora bien, a Abraham y a su simiente fueron hechas las promesas. Él no dice: “Y a las simientes”, como a muchos, sino a uno, “Y a tu simiente”, El cual es el Mesías.
Hay dos bendiciones en Génesis 28:14. Además de ser bendecidas en Yeshúa, las familias de la tierra también serían bendecidas en Yaakov, y ahora podrían recibir la salvación en Yeshúa, porque tendrían la genética justa de Yaakov. Por supuesto, todavía necesitan aceptar a Yeshúa, y ser llenos de Su Espíritu; sin embargo, debido a que el Cristianismo no comprende el componente genético, solo entienden el injerto por fe. Lamentablemente, esto produce una imagen torcida.
Galatim (Gálatas) 3: 26-29
26 Porque todos son hijos de Elohim por la fe en el Mesías Yeshúa.
27 Porque todos los que fueron sumergidos en el Mesías se han revestido del Mesías.
28 No hay Judío, ni Griego [Helenizado]; no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en el Mesías Yeshúa.
29 Y si son del Mesías, entonces son descendencia de Abraham, y herederos según la promesa.
Los cristianos entienden que, si somos injertados por gracia mediante la fe en el Mesías Yeshúa, entonces somos herederos de la promesa de salvación, pero ellos no entienden la necesidad de un componente genético literal. Ya que, si no hay un componente genético, entonces no hay forma de que Yahweh cumpla la promesa que le dio a Israel en Génesis 28: 13-15, de que llevaría a sus descendientes hacia los cuatro vientos, bendiciendo a todas las familias de la tierra en su genética, y luego trayendo un remanente de sus descendientes de vuelta a la tierra de Israel.
Bereshit (Génesis) 28: 13-15
13 Y ¡he aquí! Yahweh se paró sobre ella y dijo: “Yo soy Yahweh, el Elohim de tu padre Abraham, y el Elohim de Isaac. La tierra en la que estás, te la entrego a ti [genéticamente] y a tu simiente.
14 Y será tu simiente como el polvo de la tierra, y [los hijos de Israel] se extenderán al occidente, y al oriente, y al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán bendecidas en ti [genéticamente]; y [en] tu semilla [Yeshúa].
15 Y ¡he aquí! Estaré contigo y te protegeré en todos los lugares a donde vayas, y te traeré de regreso a esta tierra. Porque no te desampararé hasta que haya hecho todo lo que te he dicho”.
Luego, en Génesis 35: 10-12, se nos dice que Israel sería padre de “una nación” (Judah) y una “compañía de naciones” (las naciones Cristianas de Europa).
Bereshit (Génesis) 35: 10-12
10 Y Elohim le dijo: “Tu nombre es Yaakov, tu nombre ya no se será Yaakov, sino que Israel será tu nombre”. Así que Él llamó su nombre Israel.
11 También Elohim le dijo: “Yo soy el Elohim Todopoderoso. Fructifica y multiplícate, una nación [Judía] y una compañía de naciones [Cristianas] procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.
12 Te doy la tierra que di a Abraham e Isaac; y a tu descendencia después de ti Yo doy esta tierra”.
Algunas personas argumentan que los Judíos de hoy no son realmente Judíos, ya que muchos de ellos descienden de las razas europeas blancas. Sin embargo, como vimos anteriormente, cuando alguien se une a la nación de Israel y le da su lealtad a Yahweh, se convierte en un Israelita. Este principio se extiende tanto a la nación Judía como a los Efraimitas. Si alguien se une a la nación Judía y permanece como Judío, se convierte en Judío, sin importar de que etnia solía ser.
Sorprendentemente, algunas personas afirman que el versículo 11 se refiere a Ismael (el pueblo Musulmán). Sin embargo, esto no puede ser, ya que se nos dice que la “compañía de naciones” descendería de Yaakov, mientras que los Musulmanes descienden de Ismael. Sin embargo, varias profecías nos dicen que después de algunas grandes guerras en el Medio Oriente, muchos de los Musulmanes también se convertirán a la adoración de Yahweh.
Yeshayahu (Isaías) 19: 23-25
23 En aquel día habrá un camino de Egipto a Asiria, y el Asirio vendrá a Egipto y el Egipcio a Asiria, y los Egipcios servirán con los Asirios.
24 En aquel día Israel será uno de tres con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra,
25 a quien Yahweh de los ejércitos bendecirá, diciendo: “Bienaventurado Egipto pueblo Mío, y Asiria obra de Mis manos, e Israel Mi heredad”.
Judah y Efraim ahora están esparcidos por todos los rincones de la tierra. Se han mezclado con cada tribu, lengua y pueblo. Cada nación, cada clan y cada familia está bendecida con la genética de Israel y por esto son capaces de recibir a Yeshúa.