Como mostramos en Israel Nazareno, Yeshúa (Jesús) nos dijo que vayamos a todas las naciones y hagamos más discípulos. Esto a menudo se conoce como “la Gran Comisión”.
Mattityahu (Mateo) 28: 19-20
19 “Vayan, pues, y hagan discípulos en todas las naciones, sumergiéndolos en Mi Nombre*;
20 enséñenles a guardar todas las cosas que les he mandado; y he aquí, Yo estoy con ustedes siempre, y hasta el fin de los tiempos”. Amén.
[*Para saber por qué nos sumergimos solo en el nombre de Yeshúa, vea “La Inmersión solo en el nombre de Yeshúa“, en Estudios escriturales Nazarenos, Volumen Tres].
A muchas personas se le enseña que es permisible que la Gran Comisión sea un asunto desorganizado y fortuito, pero este estudio mostrará que nuestro Esposo Yeshúa quiere que nos organicemos, como un ejército espiritual, y formemos un solo reino unificado en todo el mundo.
Daniel describe a Yeshúa como el Mesías Príncipe.
Daniel 9:25
25 “Conoce, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; La plaza se construirá de nuevo, y el muro, incluso en tiempos de angustia”.
En Hebreo, la palabra Príncipe es la palabra naguíd (נגיד). Esta palabra se refiere a un comandante militar que lidera la batalla desde el frente. También significa jefe, u oficial.
H5057 naguíd; de H5046; comandante (como que ocupa el frente), civil, militar o religioso; generalmente (abst. plural), temas honorables: capitán, caudillo, cosa excelente, jefe, mayor, oficial, príncipe.
En la conquista de la tierra de Canaán, Israel tomó parte en la conquista física de la Tierra. Hoy las armas de nuestra guerra no son carnales, pero aún sigue siendo una guerra.
Qorintim Bet (2 Corintios) 10: 4-6
4 Porque las armas de nuestra guerra no son carnales, sino poderosas en Elohim para derribar fortalezas,
5 rechazando argumentos y toda altivez que se exalta a sí misma contra el conocimiento de Elohim, llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia del Mesías,
6 y estando listos para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa.
En Israel Nazareno, mostramos que Yeshúa fue enviado para dirigir una campaña militar espiritual y que Él espera que nosotros continuemos esa campaña en Su ausencia. Esto se ve en la parábola de las minas, donde cierto noble (que representa a Yeshúa) le da a cada uno de sus diez siervos una mina. Estos diez siervos representan a las diez tribus de la casa de Israel (Efraim), y la mina representa su salvación. El noble se va por un tiempo, símbolo del tiempo en que Yeshúa va a preparar un lugar para nosotros. Cuando el maestro regresa, aquellos que usaron sus minas para promover su reino son contados como buenos y fieles servidores, y aquellos que no usaron sus minas para promover su reino son contados como sus enemigos, y son asesinados.
Luqa (Lucas) 19: 12-27
12 Por lo tanto, dijo: Cierto hombre noble se fue a un país lejano para recibir un reino y regresar.
13 Entonces llamó a diez de sus siervos, y les entregó diez minas, y les dijo: “Negociad hasta que yo vuelva”.
14 Pero sus ciudadanos lo aborrecían, y enviaron una delegación tras él, diciendo: “No queremos tener a este hombre reinando sobre nosotros”.
15 Y sucedió que cuando regresó, habiendo ya recibido el reino, mandó a llamar estos siervos, a quienes había dado el dinero, para saber cuánto había ganado cada hombre negociando.
16 vino el primero y dijo: “Maestro, tu mina ha ganado diez minas”.
17 Y él le dijo: “Bien hecho, buen siervo; porque fuiste fiel en lo poco, tendrás autoridad sobre diez ciudades”.
18 Y vino el segundo y dijo: “Maestro, tu mina ha ganado cinco minas”.
19 Asimismo dijo a este: “Tú también estarás sobre cinco ciudades”.
20 Entonces vino otro y dijo: “Maestro, aquí está tu mina, que he guardado en un pañuelo.
21 Porque te temí, porque eres un hombre severo, que recoges lo que no pusiste y cosechas lo que no sembraste.
22 Y le dijo: “Por tu dicho te juzgaré, siervo malo. Sabías que era un hombre severo, que recojo lo que no puse y cosecho lo que no sembré.
23 ¿Por qué entonces no pusiste mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo tomara con los intereses?”
24 Y dijo a los que estaban presentes: “Quítenle la mina y dénsela al que tiene diez minas”.
25 Pero ellos le dijeron a él, “Maestro, él tiene diez minas”.
26 Púes yo les digo, que a todo aquel que tiene se le dará; pero al que no tiene, incluso lo que tiene le será quitado.
27 Además, traigan aquí a mis enemigos, los que no querían que yo reinara sobre ellos, y mátenlos delante de mí”.
En el versículo 23, el hombre noble reprendió a aquel siervo que ni siquiera puso su mina en el banco para cobrar intereses. Esta reprensión es aterradora, ya que este sirviente representa a la gran mayoría de los Efraimitas que no se ministran a sí mismos, ni apoyan a aquellos que están haciendo el verdadero trabajo del ministerio. Esta parábola dice que ellos morirán (probablemente durante la tribulación).
Esta no es una parábola bonita; y estas son las palabras de Yeshúa. Si queremos convertirnos en Su novia, entonces debemos aceptar todo lo que Él nos ha dicho, y hacer todo lo posible para ayudarlo a hacer crecer Su reino. Así es como le mostramos a Él que lo amamos.
Hablando como un militar, Yeshúa quiere que Sus ejércitos estén organizados, ordenados y sean disciplinados. De hecho, Shaul (Pablo) nos dice que Yeshúa quiere que Sus ejércitos tengan una base de apóstoles y profetas (versículo 20 abajo). En términos militares, esto podría llamarse un mando unificado.
Efesim (Efesios) 2: 19-22
19 Ahora, pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos con los apartados y miembros de la familia de Elohim,
20 habiendo sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo el mismo Mesías Yeshúa la principal piedra angular,
21 en el cual todo el edificio, bien organizado, se convierte en un templo apartado (santo) en Yahweh,
22 en el cual también vosotros estáis siendo edificados para morada de Elohim en el Espíritu.
Explicaremos con más detalle lo que significa este pasaje a medida que avanzamos en este estudio, pero, en resumen, todos deberíamos ser voluntarios para Su reino. Y para maximizar nuestra efectividad, debemos organizarnos bajo la dirección y guía de un solo consejo de apóstoles y profetas. Si hacemos esto, estaremos obedeciendo las Escrituras y lograremos mucho más para Él.
Acompáñame a través de las páginas de las Escrituras, mientras restauramos los significados de ciertos pasajes largamente olvidados que significaban mucho para Yeshúa y para Sus apóstoles. En el camino, veremos la historia de la organización y el liderazgo de Israel a medida que ellos avanzaban en las diversas fases del sometimiento de la tierra de Israel para Yahweh. También veremos cómo originalmente Yeshúa tenía el propósito de que Sus discípulos se organizaran, y qué fue lo que salió mal cuando el movimiento avanzó fuera de las fronteras de la tierra de Israel. Finalmente, veremos cómo podemos restablecer hoy la fe original, y complacer a nuestro Esposo, el comandante.