En el primer capítulo vimos que el objetivo final de Yahweh es que conquistemos espiritualmente la tierra y la sometamos para Su Hijo. Cuando Yeshúa regrese, Él espera que le entreguemos las riendas de un mundo ya conquistado espiritualmente. Y a su vez, Él le entregará las riendas de este mundo a Su Padre.
Qorintim Alef (1 Corintios) 15:28
28 Y luego, cuando todas las cosas sean sometidas a Él [Yeshúa], entonces el Hijo mismo también se sujetará a Él [el Padre], que sometió todas las cosas a Él, para que Elohim sea todo en todos.
Esta es una operación multifase que involucra tanto a los ejércitos físicos como a espirituales. Hoy, Israel Nazareno está estrictamente solo en una fase de guerra espiritual, mientras que Yahweh permite que los empoderados ejércitos de Babilonia realicen la lucha física (lo describiremos con más detalle más adelante en este libro). En otras palabras, actualmente nosotros no usamos armamentos carnales (excepto en defensa propia). Después del Armagedón, cuando Babilonia y sus tres ejércitos representantes (Cristiandad, Judaísmo e Islamismo) ya no existan, Israel Nazareno volverá a portar una espada física. Sin embargo, hasta entonces, ahora solo estamos llamados a una guerra espiritual. Vamos a ceñirnos los lomos y comportarnos como hombres, porque la guerra espiritual exitosa requiere una organización y disciplina aún mayor que la guerra física.
Originalmente Yahweh escogió a Abraham para comenzar la conquista de la tierra prometida porque Abraham valoraba más la obediencia a Elohim que su propia carne y sangre. Abraham dejó su familia y a la casa de su padre, y se circuncidó a sí mismo. Su obediencia establece los estándares para nosotros.
Bereshit (Génesis) 22: 15-18
15 Entonces el Mensajero de Yahweh llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo,
16 y dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Yahweh,
porque has hecho esto, y no has retenido a tu hijo, tu amado,
17 Pues, bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tus descendientes poseerán la puerta de sus enemigos.
18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto has obedecido Mi voz”.
Ahora usaremos varios pasajes para observar los paralelos entre el sacerdocio Levítico y el orden de Melquisedec que Yeshúa estableció.
En el último capítulo vemos cómo Yahweh escogió a los Levitas para reemplazar el sacerdocio de los primogénitos, porque en lugar de agradar al hombre, estaban dispuestos a oponerse e incluso a matar a sus propios hermanos e hijos por la palabra de Yahweh. Esto establece un estándar sacerdotal.
Shemot (Éxodo) 32: 27-29
27 Y él les dijo: “Así dice Yahweh Elohei Israel: cada uno ponga su espada sobre su costado, y vayan y vuelvan de puerta en puerta por todo el campamento, y cada hombre mate a su hermano, cada hombre a su amigo, y cada hombre a su pariente”.
28 Así los hijos de Leví hicieron según la palabra de Moshé. Y alrededor de tres mil hombres del pueblo cayeron ese día.
29 Entonces Moshé dijo: “Consagraos hoy a Yahweh, para que hoy os conceda la bendición, porque cada uno se ha opuesto a su hijo y a su hermano”.
Este mismo estándar de disciplina militar se encuentra en el orden Melquisedeciano de Yeshúa.
Mattityahu (Mateo) 10: 34-37
34 No piensen que vine a traer la paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada.
35 Porque he venido a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la esposa contra su suegra;
36 y los enemigos del hombre serán los de su propia casa.
37 El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí. Y el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí.
Después de que los Levitas demostraron que eran leales y obedientes, Yahweh los puso en su nómina. Debido a que su paga debe provenir de Yahweh, Yahweh decretó que todos los diezmos de la tierra (de Israel) le pertenecían a Él (y no a los Levitas). El pueblo solo les entrega Su diezmo a los Levitas.
Vayiqra (Levítico) 27: 30-33
30 “Y todo el diezmo de la tierra, ya sea de la semilla de la tierra, o del fruto del árbol, es de Yahweh. Es apartado para Yahweh.
31 Si un hombre desea redimir alguno de sus diezmos, él le agregará una quinta parte.
32 Pero con respecto al diezmo de las manadas o del rebaño, de los que pasen debajo de la vara, el décimo será apartado para Yahweh.
33 No se preguntará si es bueno o malo, no se cambiará por otro; y si lo cambia, entonces tanto él como el sustituto serán apartados; no serán redimidos”.
Como todo el diezmo pertenecía a Yahweh, era Su derecho decidir que el pueblo entregara Sus diezmos a los Levitas, para apoyarlos para hacer Su trabajo. Esto no significa que los Levitas debían responder al pueblo o debían tratar de complacer a la gente (como lo había hecho el sacerdocio de los primogénitos). Más bien, los Levitas debían buscar complacer solamente a Yahweh (quien les daba su sueldo). Hacer cualquier otra cosa los convertiría en servidores de la gente, en lugar de siervos de Elohim.
Este mismo principio también aparece en el Pacto Renovado.
Galatim (Gálatas) 1:10
10 Pues, ¿busco ahora persuadir a los hombres, o a Elohim? ¿O busco agradar a los hombres? Porque si estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo del Mesías.
Yahweh también declaró que los Levitas no tendrían ninguna herencia en la tierra. Es decir, no debían tener ningún otro medio de apoyo, aparte del diezmo. Esto significaba que debían trabajar para Él a tiempo completo.
Bemidbar (Números) 18: 20-24
20 Entonces Yahweh dijo a Aharon: “No tendrás heredad en su tierra, ni tendrás parte entre ellos: Yo soy tu parte y tu heredad entre los hijos de Israel.
21 He aquí, he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel como una herencia a cambio de la obra que realizan, la obra del tabernáculo de reunión.
22 Los hijos de Israel no se acercarán al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado y mueran.
23 Pero los Levitas llevarán a cabo la obra del tabernáculo de reunión, y ellos cargarán su iniquidad: será un estatuto perpetuo por vuestras generaciones, no tendrán herencia entre los hijos de Israel.
24 Porque los diezmos de los hijos de Israel, que ellos ofrecen como ofrenda alzada a Yahweh, los he dado a los Levitas como herencia; por eso les dije: Entre los hijos de Israel no tendrán herencia”.
Este mismo principio aparece nuevamente en el Pacto Renovado. Aunque los discípulos estaban dispuestos a recurrir a sus habilidades de pesca para vivir después de la muerte de Yeshúa (Juan 21), está claro que prefirieron hacer el trabajo de Yahweh a tiempo completo después de haber sido llenos del Espíritu.
Ma’asei (Hechos) 6: 2-4
2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron: “No es justo que dejemos la palabra de Elohim para servir las mesas.
3 Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu apartado y de sabiduría, a quienes designemos para esta obra;
4 pero nosotros nos entregaremos continuamente a la oración y al ministerio de la palabra”.
El pueblo debía llevar los diezmos de Yahweh a un tesoro central que estaba bajo el control de los Levitas. Esta era la única manera de asegurarse de que los diezmos de Yahweh se dividieran equitativamente entre todos los trabajadores de la obra. De ese diezmo los Levitas daban un décimo al sumo sacerdote, quien lo usaba para apoyar a los sacerdotes Levitas.
Bemidbar (Números) 18: 25-32
25 Entonces Yahweh habló a Moshé, diciendo:
26 “Habla a los Levitas, y diles: “Cuando tomen de los hijos de Israel los diezmos que les he dado de ellos como herencia, entonces ofrecerán una ofrenda elevada a Yahweh, un décimo del diezmo
27 Y su ofrenda se les contará como si fuera del grano de la era y la primicia del lagar.
28 También ofrecerán ofrenda a Yahweh de todos sus diezmos que reciban de los hijos de Israel, y darán la ofrenda elevada de Yahweh al sacerdote Aharon.
29 De todas sus ofrendan, deberán entregar toda ofrenda elevada a Yahweh, de lo mejor de ella, la parte consagrada de ella”.
30 Por lo tanto les dirás: Cuando hayan ofrecido lo mejor de ella, lo demás será contado a los Levitas como el producto de la era y como el producto del lagar.
31 Pueden comerlo en cualquier lugar, ustedes y sus familias, porque es su recompensa por su trabajo en el tabernáculo de reunión.
32 Y no tendrán pecado por causa de ella, cuando hayan ofrecido lo mejor de ella. Pero no profanen las ofrendas apartadas de los hijos de Israel, para que no mueran”.
Lo más importante que debemos entender aquí es que los mismos principios que se aplicaron en el orden Levítico todavía están activos en el Orden de Melquisedec. A pesar de que estamos dispersos en todas las naciones en la tierra, la necesidad de organización y una apropiada contabilidad de los diezmos de Yahweh, todavía se aplica.
Vamos a dar más detalles de esto en capítulos posteriores, pero, en resumen, actualmente los diezmos de Yahweh deben ser entregados a los ancianos espirituales de cada ciudad para ser utilizados por ellos para llevar a cabo la Gran Comisión en su área. Es opcional, pero Yahweh no estará contento con nosotros hasta que nuestros corazones estén felices de entregarlos, sabiendo que los diezmos son necesarios para mantener el sacerdocio funcionando en todo el mundo.
Al igual que los Levitas, los ancianos de cada ciudad deben ser apoyados por el diezmo; de hecho, se los debe considerar dignos de una doble porción de honor.
TimaTheus Alef (1 Timoteo) 5:17
17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan en la palabra y la enseñanza.
Así como los Levitas daban el diezmo del diezmo al sacerdocio Levítico, los ancianos de cada ciudad deben enviar el diezmo del diezmo al sacerdocio del orden de Melquisedec. Luego este diezmo debe ser usado para crear materiales doctrinales (como este libro) que ayudan a unir a nuestra nación. También se usará para el evangelismo, divulgación, misiones y muchos otros propósitos, de los que hablaremos en capítulos posteriores.