Los gobiernos Babilónicos usan jerarquías piramidales, que normalmente tienen a la elite del poder en la parte superior. Por el contrario, Yeshúa le dijo a Su sacerdocio que cualquiera que quisiera ser grande en Su reino debía hacerse siervo de todos. (Podemos visualizar esto poniéndonos en el fondo de una pirámide invertida).
Mattityahu (Mateo) 20: 25-26
25 Pero Yeshúa los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y los grandes ejercen autoridad sobre ellos.
26 Sin embargo, no será así entre ustedes; sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes, será vuestro servidor”.
En términos prácticos, esto significa que debemos preguntarle a Yahweh la forma en que podemos ayudar a Su sacerdocio a establecer un único cuerpo mundial. Entonces, cualquier cosa que Él nos dé para hacer, deberíamos hacerlo con todas nuestras fuerzas, sin pensar en nuestra posición o privilegios.
Qohelet (Eclesiastés) 9:10
10 Todo lo que tu mano encuentre para hacer, hazlo con todas tus fuerzas; porque no hay trabajo, ni inteligencia, ni conocimiento, ni sabiduría en la tumba a dónde vas.
Si escuchamos y obedecemos a la voz de Su Espíritu, Yahweh nos mostrará el lugar dónde encajamos en Su reino, y cómo podemos llegar a ser un cuerpo unificado. Pero, para ver cómo esta supuesto que opere el orden de Melquisedec, primero echemos un vistazo al orden Levítico. En ella nosotros veremos cómo la nación se dividió y se subdividió para mantenerse unificada y funcionar de manera eficiente.
El sacerdocio Levítico tenía tres niveles (Levitas, sacerdotes y sumo sacerdote). Cada nivel también estaba ordenado por las familias.
El pueblo fue ordenado por tribus, y cada tribu fue dirigida por su anciano tribal. Luego, cada tribu se subdividió en rangos de 1000, 100, 50 y 10. Estos no solo corresponden a las unidades del ejército, sino también a la idea de agrupar detrás de las funciones gubernamentales de acuerdo con agrupaciones gubernamentales federales, estatales y locales.
En el orden Levítico, si bien podría haber más de un profeta a la vez, no podría haber más de un rey o juez ungido a la vez. En su lugar, había un consejo de 70 ancianos.
Si el orden Levítico necesitaba esta gran cantidad de organización para mantener a la nación funcionando sin problemas, a pesar de que todos vivían en la misma ubicación geográfica, ¿Cuánto más organización necesita el orden de Melquisedec para mantener la Gran Comisión funcionando sin problemas, dado que estamos dispersos en cada nación de la tierra?
La Escritura nos responde a esta pregunta. En Efesios 4, Shaul nos dice que Yeshúa mismo constituyo a unos como apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros. Hizo esto para que el cuerpo eventualmente se unificara.
Efesim (Efesios) 4: 11-16
11 Y Él mismo [Yeshúa] constituyo a unos como apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y otros pastores y maestros,
12 para perfeccionar a los apartados para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo del Mesías,
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Elohim, hasta ser un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud del Mesías;
14 para que ya no seamos más niños, como sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrinas, por los engaños de hombres que emplean astutas tramas engañosas,
15 más bien, hablando la verdad con amor, crezcamos en todas las cosas en Aquel que es la cabeza: el Mesías,
16 por quien todo el cuerpo, bien coordinado y unido por lo que provee cada coyuntura, de acuerdo con el trabajo eficiente que hace de cada parte, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.
Yeshúa dio estos dones para que aquellos que son llamados al ministerio puedan edificar (versículo 12) y unificar (versículo 13) el cuerpo del Mesías. El versículo 14 promete que, si hacemos nuestra parte y nos organizamos de acuerdo con estos cinco dones, entonces ya no seremos niños espirituales (persiguiendo diferentes doctrinas). Esto se debe a que los ministros de Yeshúa terminarán unificando lo que se llama: “el fundamento de los apóstoles y profetas” (también llamado la fundación apostólica).
Efesim (Efesios) 2: 19-22
19 Así que ahora, ya no sois más extraños ni extranjeros, sino ciudadanos con los santos y miembros de la familia de Elohim,
20 habiendo sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo el mismo Yeshúa el Mesías la principal piedra angular,
21 en el cual todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo apartado en Yahweh,
22 en el cual ustedes también están siendo edificados para morada de Elohim en el Espíritu.
Los apóstoles y profetas forman la base del templo espiritual de Yeshúa. En el primer siglo, un apóstol viajaría a una ciudad y compartiría las Buenas Nuevas. Si la gente recibía la verdad, el apóstol se quedaría hasta que hubiera levantado una junta de ancianos que pudiera dirigir la congregación en su ausencia.
Tito 1: 5
5 Por esta razón te dejé en Creta, para que pusieras orden en lo que faltaba, y para que designaras ancianos en cada ciudad como te mandé.
Alternativamente, los apóstoles pueden elegir abandonar el sacerdocio y convertirse en ancianos congregacionales.
Hoy, al igual que en el primer siglo, los ancianos congregacionales deben operar en conjunto con el resto del cuerpo, al permitir que el sacerdocio haga su trabajo conectando las asambleas por todo el mundo. Esta es la única forma en que el cuerpo puede operar correctamente.
Si bien, a menudo los ancianos congregacionales tienen todos los dones, ya que por lo general funcionan como evangelistas, pastores y maestros a nivel local (porque eso es lo que la mayoría de la gente necesita). Sin embargo, no importa cuáles sean sus dones, su deber principal es servir como buenos modelos a seguir para el rebaño, dando su tiempo, dinero y talentos para promover la Gran Comisión.
Kefa Alef (1 Pedro) 5: 1-4
1 Exhorto a los ancianos que están entre ustedes, yo también anciano y testigo de los sufrimientos del Mesías, y también un participante de la gloria que será revelada:
2 Pastoreen al rebaño de Elohim que está entre ustedes, cuidándolos no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias deshonestas, sino con entusiasmo;
3 no enseñoreándose de los que les han confiados, sino siendo ejemplos para el rebaño;
4 y cuando aparezca el Principal de los Pastores, ustedes recibirán la corona de gloria incorruptible.
Los ancianos y diáconos congregacionales recolectan los diezmos de la gente, el cual utilizan para financiar la Gran Comisión en su área local. Los ancianos también envían el diezmo del diezmo al sacerdocio, para ayudarlos a llevar la Gran Comisión a otros lugares. Esto desarrolla un cuerpo unificado en todo el mundo, que es lo que quiere Yeshúa.
Volviendo a Efesios 4, vemos que el objetivo es que todos los ministros de Yeshúa se sometan primero al Espíritu y luego el uno al otro en el Espíritu. Esta es la única forma en que todas las diversas partes del cuerpo puedan unirse verdaderamente en amor. Este es un proceso de limpieza que tomará de tres a cuatro generaciones.
Efesim (Efesios) 4: 11-16
11 Y Él mismo [Yeshúa] constituyo a unos como apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y otros pastores y maestros,
12 para perfeccionar a los apartados para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo del Mesías,
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Elohim, hasta ser un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud del Mesías;
14 para que ya no seamos más niños, como sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrinas, por los engaños de hombres que emplean astutas tramas engañosas,
15 más bien, hablando la verdad con amor, crezcamos en todas las cosas en Aquel que es la cabeza: el Mesías,
16 por quien todo el cuerpo, bien coordinado y unido por lo que provee cada coyuntura, de acuerdo con el trabajo eficiente que hace de cada parte, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor
La segunda mitad del versículo 14 describe a la iglesia Babilónica. Los niños espirituales son engañados por la astucia de hombres que emplean astutas tramas engañosas. Estos niños espirituales y sus líderes engañadores se han rendido al espíritu Babilónico, en lugar de al Espíritu de Yahweh, por lo que creen todo tipo de argumentos, y forman más de un cuerpo.
El versículo 15 nos dice que hablemos la verdad en amor. Esta es una reafirmación del segundo gran mandamiento.
Vayiqra (Levítico) 19: 17-18
17 “No odies a tu hermano en tu corazón. reprenderás a tu prójimo sinceramente, para que no peques por su causa.
18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo: Yo Yahweh”.
Estos versículos van de la mano. Describen cómo amar a nuestro prójimo dentro del cuerpo. Yahweh dice que para amar verdaderamente a las otras partes del cuerpo debemos reprenderlos, y no pecar por causa de ellos. Hacemos esto al decirles la verdad con amor. Esta es una disciplina que ayuda a refinar el cuerpo, o purgarlo de aquellos que realmente no tienen el Espíritu de Yeshúa.
Efesim (Efesios) 2: 8-10
8 Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe, y no es de vosotros; es un regalo de Elohim,
9 no por obras, para que nadie se jacte.
10 Porque somos hechura suya, creados en el Mesías Yeshúa para buenas obras, las cuales Elohim preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Este pasaje deja en claro que nuestra salvación no la ganamos por nuestras propias obras. No obstante, es nuestra responsabilidad agradecer nuestra salvación con buenas obras, y la principal de las obras es dar voluntariamente de nuestro tiempo, nuestros talentos y recursos para difundir las Buenas Nuevas y así cumplir con la Gran Comisión. Shaul dijo todo esto y más en Efesios 4:16, cuando dijo que cada parte del cuerpo debe hacer su parte.
Los gobiernos Babilónicos involucran a los gobernantes de élite a la cabeza de las pirámides de arriba hacia abajo, pero la estructura de orden de Melquisedec es a la inversa, por esto usamos pirámides invertidas en el gráfico de arriba. También visualicemos esto como un olivo, con Yeshúa como raíz, los apóstoles como el tronco, los ancianos y diáconos congregacionales como las ramas y las ramitas, y al pueblo como las hojas.
Tal vez la vida moderna se mueve tan rápido que ya no nos tomamos el tiempo para reflexionar sobre las palabras de Yeshúa en lo profundo de nuestros corazones. Pero en el primer siglo, cualquiera podría entender que, no importa cual parte del olivo seamos, cada parte del árbol debe dar todo de sí al resto del árbol. La raíz (Yeshúa) proporciona el agua (Espíritu) y los nutrientes (Torá) del suelo. El tronco (apóstoles) lleva el peso del árbol y transporta la savia (doctrina pura) a las ramas (ancianos congregacionales). Las ramas sostienen a las ramitas (diáconos) en su servicio a las hojas (personas).
Dado que el sacerdocio y los ancianos de la congregación están en servicio, y dado que el ministerio necesita el apoyo de la gente para sobrevivir, las personas (hojas) deben apoyar el ministerio (árbol) con sus finanzas. De esta forma, todos hacen lo que pueden (y esto complace a Yeshúa).
Si alguna parte del árbol no hace su parte, este se marchitará, y finalmente el árbol terminará siendo cortado
Yojanán (Juan) 15: 6
6 “Si alguno no permanece en Mí, es echado fuera, como un pámpano, y se seca; y los recogen, y los arrojan al fuego, y los queman”.
Yeshúa está observando para ver quién realmente está ayudando a cumplir la Gran Comisión, y quién no.
Hitgalut (Apocalipsis) 22: 12
12 “Y he aquí, vengo pronto, y Mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra”.