Imagina que es el primer siglo y que eres uno de los doce discípulos. Con mucho gusto has entregado tu vida a cambio del privilegio de ayudar a Yeshúa a hacer crecer Su reino de todas las maneras posibles para ti.
Cerca de 5,000 personas han venido a ver a Yeshúa, muchos de ellos probablemente caminaron durante días y Yeshúa ha mostrado compasión por ellos al sanarlos y enseñarles. Ahora Él está realizando un milagro alimentándolos a todos. Y debido a que Él te está entrenando para ser un sacerdote en Su ausencia, Él te dice que sirvas a la gente el pan que Él ha multiplicado, y que recojas todos los sobrantes.
Yojanán (Juan) 6: 1-13
1 Después de estas cosas, Yeshúa pasó al otro lado del Mar de Galilea, que es Tiberias.
2 Y una gran multitud lo seguía, porque veían los milagros que hacía en los que estaban enfermos.
3 Y Yeshúa subió al monte, y allí se sentó con Sus discípulos.
4 Y estaba cerca Pésaj, la fiesta de los Judíos.
5 Entonces Yeshúa alzó Sus ojos, y viendo a una gran multitud viniendo hacia Él le dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que coman estos?”
6 Pero esto decía para probarlo, porque Él sabía lo que iba a hacer.
7 Felipe le respondió: “doscientos denarios de pan no es suficiente para que cada uno de ellos tenga un poco”.
8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:
9 “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados pequeños, pero ¿Qué es esto para tantos?”
10 Entonces Yeshúa dijo, “Hagan que la gente se recueste”. Y había mucha hierba en aquel lugar. Entonces los hombres se sentaron, en número de unos cinco mil.
11 Y Yeshúa tomó los panes, y cuando hubo dado gracias, los distribuyó a los discípulos, y los discípulos a los que estaban sentados; e igualmente los peces, tanto como querían.
12 Y cuando se saciaron, dijo a Sus discípulos: Recoged los pedazos que sobran, para que no se pierda nada.
13 Entonces los recogieron, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron de los que habían comido.
Cuando la gente vio esto, declaraban que Yeshúa es verdaderamente el Profeta que había de venir al mundo (Deuteronomio 18). También decidieron tomarlo por la fuerza y hacerlo rey, para que Él pueda liderar un levantamiento contra los Romanos. Sin embargo, Yeshúa se alejó de ellos, porque ese no es el plan de Su Padre actualmente.
Yojanán (Juan) 6: 14-15
14 Entonces aquellos hombres, cuando vieron la señal que Yeshúa había hecho, dijeron: “No hay duda de que este es el Profeta que había de venir al mundo”.
15 Pero cuando Yeshúa percibió que estaban a punto de venir y tomarlo por la fuerza para hacerlo rey, se apartó nuevamente al monte Él solo.
Al atardecer, cruzas el Mar de Galilea junto con los otros discípulos. Al día siguiente, los creyentes que quieren obligar a Yeshúa volverse rey, cruzan el lago buscándolo, están muy entusiasmados por esto, habiendo caminado durante días para verlo, y luego de haber cruzado el mar. Así llamaremos a este grupo de creyentes los zelotes (fanáticos). (De hecho, los zelotes del Pacto Renovado eran un grupo que quería derrocar a los Romanos con la fuerza militar).
Cuando los zelotes encuentran a Yeshúa, Él les habló solo con parábolas. Él les dice que no lo buscan a causa de las señales que vieron, sino solo porque comieron de los panes y se llenaron.
Yojanán (Juan) 6: 24-26
24 cuando la gente, por lo tanto, vio que Yeshúa no estaba allí, ni Sus discípulos, también subieron a las barcas y fueron a Capernaum en busca de Yeshúa.
25 Y cuando lo encontraron al otro lado del mar, le dijeron: “Rabí, ¿cuándo llegaste acá?”
26 Y Yeshúa les respondió, y les dijo: De cierto, de cierto te digo, que ustedes me buscan, no porque vieron las señales, sino porque comieron de los panes y se saciaron.
Aunque los zelotes vieron las señales de Yeshúa, no quieren dar sus vidas por Él, ni ayudarlo a hacer crecer Su reino (como Él lo está haciendo). Más bien, buscaban establecerlo como un rey terrenal (sobre su propio reino terrenal) con la esperanza de que Él derroque a los Romanos; quizás para que todos ellos puedan vivir vidas acomodadas. Sus mentes no están puestas en las cosas de Elohim, sino que solo en las cosas de los hombres; por lo tanto, Yeshúa les habla en parábolas, diciéndoles que no trabajen por la comida que perece, sino por alimento que perdura para vida eterna.
Yojanán (Juan) 6:27
27 “No trabajen por la comida que perece, sino por la comida que dura para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre les dará, porque el Padre, Elohim, ha puesto sobre Él Su sello”.
Los zelotes se dan cuenta de que Yeshúa les está diciendo que ellos están trabajando por las obras de los hombres, por lo que le preguntan qué deben hacer para poder realizar las obras de Elohim, pero Él continúa respondiéndoles solo en parábolas.
Yojanán (Juan) 6: 28-29
28 Entonces ellos le dijeron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Elohim?”
29 Yeshúa respondió y les dijo: “Esta es la obra de Elohim, que crean en Aquel a quien Él envió”.
El significado de las palabras de Yeshúa es simple, pero los creyentes no lo entienden. Le preguntan qué señal realizará para que ellos crean (lo cual es extraño, porque recién el día anterior lo vieron realizar señales en el otro lado del mar). En respuesta, Yeshúa habla otra parábola más, sobre la necesidad de participar del verdadero pan.
Yojanán (Juan) 6: 30-35
30 Entonces le dijeron: “¿Qué señal harás entonces, para que podamos verla y creerte? ¿Qué obra harás?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto; como está escrito: Él les dio a comer pan del cielo”.
32 Entonces Yeshúa les dijo: “De cierto, de cierto os digo, Moshé no os dio el pan del cielo, sino que Mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Elohim es Aquel que desciende del cielo y da vida al mundo”.
34 Entonces le dijeron: “Adón, danos de ese pan siempre”.
35 Y Yeshúa les dijo: “Yo soy el pan de vida: el que a Mí viene, nunca tendrá hambre, y el que en Mí cree, no tendrá sed jamás”.
Aunque debemos llegar a ser como Yeshúa, este no es el objetivo final. El objetivo final de la fe es imitar a Yeshúa hasta que todos nos convirtamos en el cuerpo de Yeshúa, operando como un solo cuerpo. A veces puede tomar un tiempo comprender este concepto por completo, pero tratemos de comprenderlo, ya que es la esencia de la santificación.
Cuando nosotros comemos pan, este se convierte en parte de nosotros. Después de un tiempo, nadie puede notar la diferencia entre el pan que acabamos de comer y nosotros. Cuando Yeshúa les dijo a los zelotes que tenían que comer del verdadero pan, Él les estaba diciendo que necesitaban ser parte de Él. Es decir, no era Él quien necesitaba convertirse en su Cabeza, eran ellos quienes necesitaban convertirse en Sus manos y en Sus pies.
Si somos las manos de Yeshúa y Sus pies, entonces estaremos ocupados construyendo Su reino, ya sea que trabajemos a tiempo completo como sacerdotes, o a medio tiempo, como discípulos voluntarios (como Mnason y José de Arimatea). Sin embargo, si no estamos ocupados construyendo Su reino, entonces realmente no somos ni Sus manos, ni Sus pies (es decir, no somos parte de Su cuerpo, sin importar lo que pensemos). Es por esto que Yeshúa les dijo a los zelotes que lo habían visto (y que habían cruzado el mar de Galilea para convertirlo en su rey), pero que todavía no creían en Él de verdad. Y no se unieron a Él.
Yojanán (Juan) 6:36
36 “Pero ya les dije que aún que me han visto, sin embargo, no creen”.
Este punto no se puede exagerar. Si no estamos trabajando activamente de alguna forma para promover Su reino, entonces no creemos realmente, y, por lo tanto, no somos parte de Su cuerpo, incluso si pertenecemos a alguna forma de organización espiritual (es decir, una iglesia o confraternidad Mesiánica).